Estas reflexiones al cual hago mención, surgen de disfrutar la película “Invictus”. Este film narra una parte de la vida de Mandela como presidente de Sud-África y como con cosas aparentemente cotidianas logra con un juego, rugby, reconstruir aunque sea un poquito el sentido de identidad y pertenencia hacia una Nación…La historia sucede alrededor del Mundial de Rugby 1995 disputado en Sud- África, rescatando el gesto de grandeza de un líder como Mandela, el desprendimiento del odio hacia aquellas personas que hicieron tanto mal a gran parte de su población negra y con su ejemplo de vida convenció a sus seguidores a perdonar a sus otros hermanos blancos para poder así comenzar a construir una Sud-África más justo para todos. Uno puede llegar a pensar lo ambivalente que es ver a un líder como Mandela que dedico su vida a construir una cultura de la Paz que utilice un juego puramente competitivo, individualista, egocentrista y hasta colaborador de relaciones destructivas (mil disculpas a todos aquellos que practican deporte competitivo pero es la realidad, OJO que también suelo estar en esa vereda pero de una manera distinta ) para lograr uno de sus objetivos.
…¡¡¡Si supiera el director Clint Eastwood hacia donde focalice mi lectura!!!
Profundizando aún más, “Invictus” me hizo pensar en los conceptos de juego– cultura, la relación que existe entre ambos y las practica escolares. Busco y encuentro que muchos autores hablan de la relación entre juego y cultura, de cómo los juegos se convierten en el espejo de los diferentes grupos sociales… Huizinga en alguno de sus escritos explica cómo los juegos expresan las diferentes características de los grupos sociales y como con el “truco” ejemplifica la expresión de la cultura Argentina ¿¿¿será esa la razón por la cual muchos argentinos al ir al exterior tienen que soportar que los miren como tramposos, mentirosos, “fallutos”, poco confiables????... ¿¿¿Se pusieron a pensar cuanta complejidad encierra la palabra juego en si misma???
También pude apreciar con mis reflexiones, que la sociedad se caracteriza por mostrarnos a diario numerosas acciones muy alejadas de la idea de la convivencia pacifica pero no por eso vamos a calificarla como competitiva sino que dentro de un marco cooperativo entre las relaciones humanas existe una marcada competencia. Otra cuestión que pensé fue ¿Cuál es el papel de la escuela en la construcción de la cultura a través del juego? Intentare dar mi opinión al respecto, la tarea fundamental de la escuela en la construcción de una cultura por la PAZ solo será posible promoviendo, desde la práctica, acciones que fomenten en cada alumno desde el Nivel Inicial hasta el Secundario el deseo de actuar “para bien de” y “en bien de” focalizando el accionar en el proceso sin tener en cuenta los resultados. Por ello, deberemos los maestros desde el ejercicio diario enseñar que los errores son oportunidades para aprender y que en el intento no hay triunfadores ni fracasados sino oportunidades para aprender y superar múltiples obstáculos. Sin embargo debemos ser concientes que la escuela no lo es todo ni tampoco se le puede echar la culpa de todos los males que suceden en la sociedad, el no tener esto presente, es hacernos cargo de lo que el estado irresponsable no hace.
Hasta aquí todo suena como una melodía a los oídos, pero la realidad en el ámbito educativo nos demuestra que suceden otras cosas. Por ejemplo, se fomenta una concepción competitiva de los juegos y los deportes, focalizando el deseo en la supremacía sobre el de la igualdad, donde se busca el éxito individual sobre el éxito grupal, donde se desarrolla la idea de jugar contra el adversario en vez de pensar en jugar con el otro, donde los menos “hábiles” se quedan sentados en el banco o como sucedía en mi época del secundario quienes no tenían habilidad para los deportes como el voley, fútbol, básquet o el atletismo terminaban en la clase de la profe X ”jugando con cintas y música de moda”(gimnasia artística).
Hablando de PAZ, Clint Eastwood te quiero matar, todo lo que estado pensando por una simple película!!!!
Los invito a situarse en un mal ejemplo para analizar las prácticas escolares alrededor de los juegos competitivos(el mal ejemplo me refiero porque quizás algún compañero se sienta invadido, no voy a dar nombres ni de profesores, mucho menos de alumnos ni escuelas, no es muy intención crear un conflicto sino mirarnos hacía adentro y ver que las prácticas escolares de hace 30 años atrás hasta esta parte no tienen para nada de distintas) analicemos los intercolegiales que se desarrollan en nuestra ciudad o los torneos Evita a Nivel Nacional, estos encuentros según las promociones hablan de integración, de intercambio, de disfrute, de aprendizaje y cuantas otras “bondades” que se nos ocurra. En estos juegos donde hay vencedores y vencidos, se acepta que la alegría y triunfo de unos pocos son posibles con la derrota y resignación de los otros. Juegos o encuentros donde también suele haber lamentablemente agresiones físicas o verbales no solo entre los alumnos sino que se suman docentes y no puedo decir “que por suerte no son todos” porque uno solo basta para decir que todos estamos haciendo las cosas mal…Retomando el mal ejemplo como para seguir comparando, en algunas disciplinas por no decir la mayoría, los equipos de las escuelas se forman generalmente con alumnos que concurren a clubes como una actividad fuera del ámbito escolar, la mayoría están federados, compiten a nivel provincial y nacional, es decir entrenan para un alto rendimiento competitivo y suelen enfrentarse con escuelas cuyos niños con suerte, tienen una vez por semana la hora de EF, con suerte han pasado por una o dos veces por un mismo deporte, y con la menor de la suerte ese partido es el primero que juegan y para el colmo de ante manos saben que hay muchas posibilidades de perder…los otros niños, los con grandes posibilidades, tampoco se la llevan de arriba porque si se les pregunta que sintieron, seguramente contestaran “ganamos pero no era novedad, un verdadero embole y perdida de tiempo”. Con todo esto que planteo sería interesante que nos cuestionáramos ¿esto es intercambio, disfrute, crecimiento integral? ¿Desde que punto de vista de quién se afirma que competir refuerza el carácter? ¿Esto contribuye a tolerar las frustraciones? ¿Qué mensaje seguimos reproduciendo “resígnate, el mejor siempre es el que más posibilidades tiene” cuando en realidad la escuela debería transmitir otro mensaje? ¿Qué concepto de escuela sustentan mi práctica? ¿Qué sujeto quiero formar? ¿Desde mi rol, qué compromiso tengo para hacer que este mundo sea un poquito más justo y solidario si sigo reproduciendo injusticias? ¿Es ese el espejo que quiero para mis alumnos y también mis hijos? ¿Necesitamos ganar para algún esponsor? ¿El presupuesto de nuestra escuela depende de cuantas medallas llevemos de dichos encuentros? ¿Nos evalúan según los resultados logrados por nuestros alumnos en la competencia? ¿Cual es el sentido?...
Si se quiere, sigamos cuestionando ¿Cual es el sentido desde la supervisión preocuparse si tal papel reúne las condiciones para que los niños participen en el evento cuando en realidad deberían plantearse cual es el sentido del encuentro y si el mismo responde a los intereses educativos que pregonamos? ¿Estos juegos cómo influyen individualmente en cada niño?
Agregaría…Yyy tantos interrogantes más importantes que un simple papel…
En ocasiones se hace difícil tomar conciencia de este tipo de representaciones, también aprehendidas en transcurso de nuestra vida y que lamentablemente solo contribuyen para seguir igualando la balanza para quienes más tienen, ojo que no se entienda que debemos dejar de lado a los niños que tienen mejores posibilidades o condiciones, todo lo contrario, sino que equilibremos la balanza para que al menos en la esc la historia sea más justa para los que más necesitan y no me estoy refiriendo desde la cuestión económica, todo lo contrario, sino darle la posibilidad también al que le falta jugar más y desarrollar esas capacidades que otros tiene por naturaleza o fruto de una actividad fuera de la escuela.
Tampoco estoy diciendo con la imagen que planteo que debemos eliminar las actividades competitivas sino de tener una mirada crítica sobre lo que uno propone con el juego durante la práctica educativa, que sentimientos promovemos. Analizar si la competencia es un fin o un medio, si es la única forma de interacción grupal que podemos plantear. Me explicó?...No es mi intención invadir espacio de nadie ni juzgar lo que cada uno hace, simplemente creo que debemos mirarnos para poder evaluar el impacto que producimos con algunas propuestas…
Como para aflojarnos un poquito, les acercó una foto de un grupo de “individuos”(faltan algunos más) que todos los martes y viernes desde hace cuatro años se reúnen religiosamente para “jugar” al voley en la Esc Nº 15 “Agustín Mercau”; La idea con esta foto es mostrarles y comentarles que si existe un grupo de personas cuya mayoría está involucrada en la docencia pueden jugar en otro ámbito sin buscar resultados, también lo pueden llevar a cabo en la práctica escolar, solo hace falta animarse y romper con esas estructuras anquilosadas a las cuales me refiero. Aquí hay maestras, profesores de diferentes disciplinas, hijos nuestro (algunos alumnos de la institución, otros concurren a otras escuelas), ingenieros, militares, contadores, psicólogos, ordenanzas. En este grupo todos son indios, la pluma de cacique la dejan en la vereda de la escuela, nadie eligen quien juega para un lado ni para el otro, nos vamos acomodando tratando de equilibrar las fortalezas y debilidades porque el objetivo es jugar y pasarla bien sin que nadie se sienta en inferioridad de condiciones.
Pensando en la escuela y el accionar de los docentes me pregunte ¿cómo encontrar los caminos y medios para modificar valores, actitudes, comportamientos y creencias desde la escuela? La elaboración y el establecimiento de una cultura de paz requiere profunda participación de todos los actores escolares para aprenderla, desarrollarla y colocarla en práctica día a día porque es nuestra responsabilidad independientemente del nivel o disciplina que nos desempeñemos, comenzar a trabajar por un mundo mejor para todos, para ello es necesario aprender a reconocer a los otros como semejantes, más allá de lo que nos diferencia, como así también aprender a “leer” las distintas culturas para conocerlas y comprenderlas. Pero ¿Cómo hacer de la cultura de la Paz una realidad concreta desde la EF? La respuesta parece sencilla, lo que pienso es que se puede comenzar por disminuir el marcado acento sobre la competencia modificando algunas reglas porque el desafío pasa por comenzar a buscar cómo transformar algunos juegos a fin de que promuevan otras formas de relacionarse, de cómo las experimenta cada uno, qué y cómo se ha sentido y si el juego ha abierto la posibilidad de comunicarse con el otro, elementos esenciales para tomar conciencia de que cada acto en la vida conlleva una visión compartida. Hablando de modificaciones, ¿Qué pasaría si jugando al voley el jugador que hace un punto pasa al equipo contrario? O en vez de hacer que dos escuelas jueguen una contra otra, invitar a los alumnos de cada una a que se mezclen y de esa manera tratar de hacer un “partidito”, quizás los niños nos sorprendan!!! Otra práctica podría ser erradicar la elección por capitanes porque produce una situación difícil, tanto para el que elije como para el que es elegido al final, uno se convierte en verdugo y el otro en el “queso” que nadie quiere en el equipo…otra, solucionar un problema, el juego termina cuando el grupo en su totalidad logra alcanzar una meta, por ejemplo intentar de sentarse en la menor cantidad de sillas…evaluar otros aspecto de los juegos, como ejemplo podría ser otorgar puntaje para el equipo que logró que todos sus participantes jugarán, o al que menos ruido hizo…uno más, juegos donde no hay eliminados sino que el que queda eliminado pasa al otro equipo y sigue jugando, por ejemplo en el jardín jugamos mucho a atrapar a las serpiente y en vez de quedar eliminada la que es atrapada por otra podría pasar a ser la cabeza de la serpiente que la atrapo y así salir a buscar a otras hasta armar “una gran boa”…estoy segura que se les ocurrirán mejores variaciones pero tengan presente que deberemos pararnos en otro paradigma si queremos que este mundo sea un poquito mejor. Esto me hizo pensar en un curso sobre las prácticas discriminatorias en el sistema educativo donde intercambiamos algunas palabras con un profe cuando dije que consideraba a algunas escuelas como elitistas, selectivas y discriminatorias porque escogían a sus alumnos a través de exámenes eliminatorios, que sus prácticas estaban centradas en los resultados y no en los procesos por lo tanto el alumno era solo un número más para sus estadísticas y nada se preguntaba sobre los estigmas que tiene que soportar ese niño que fue excluido por no reunir el perfil de alumno que persiguen; él a todo esto me respondió que era una exagerada y que no estaba de acuerdo porque también los niños deben aprender a tolerar las frustraciones, las desigualdades y que lamentablemente hay otros mejores que uno y que no podemos en la escuela enseñar una cosa cuando la realidad a las afuera de ella son distintas. Y como no puede otro quedarse con la última palabra, le agregue A lo mejor las cosas son como son porque nunca hemos intentado otras maneras de hacerlas y como afirma Maturana los mundos que traemos a la mano con el vivir y cómo vivimos, son siempre nuestro hacer, y a la larga los mundos que vivamos serán nuestra total responsabilidad.
Por último, les dejo una reflexión de Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz en la Argentina. Es el presidente del Servicio Paz y Justicia en América Latina, es profesor en la facultad de ciencias sociales de U. Bs. As. Además integra la comisión de la UNESCO relativa al premio fomento por la PAZ. Él en su reflexión se apoya en una educación alternativa concepto utilizado por Paulo Freire en todas sus publicaciones. Pérez Esquivel no esta de acuerdo totalmente con los planes de estudio oficiales porque sostiene que son demasiados estructurados y no tienen en cuenta la creatividad de los alumnos. La educación no es sólo impartir conocimiento, sino tratar de despertar conciencia en hombres y mujeres para la libertad. Porque podemos formar muy buenos profesionales en una universidad pero con mente de esclavos, que van a ser muy buenos esclavos para un sistema. Tenemos que despertar la conciencia de hombres y mujeres con un sentido profundo de libertad que puedan crear y desarrollarse como personas y formar personas, no importa en que nivel estemos educando. Nadie puede dar ejemplo de lo que no tiene. Si los educadores no son hombres y mujeres libres, no pueden tratar de formar a los educandos con conciencia de hombres y mujeres para la libertad. Es una ida y vuelta. Educar tiene que ver con la PAZ, con los derechos humanos, con la relación de la persona con la sociedad... Muchas veces se dice: que la educación no debe mezclarse con la política. Si no se mete con la política, no es educación, es otra cosa. Y no estoy hablando de políticas partidarias, si no como la búsqueda del bien común de una sociedad. Que es la raíz de la política, totalmente desvirtuada por los políticos que tenemos, que están anquilosados.
Un abrazo caluroso, Mabi…
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